Su Excelencia Sr. Dcm'j, Bordaberry Presidente de la Ropiíblica Montevideo
Uruguay -
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Muy distlinguido señor,
Ruego que tenga la bondad de dejar que me presente. Soy profesor, adjunto de esta universidad y actual jefe de este departarnento. Mi especialidad académica son la lengua y la cultura hispánicas. Tengo el honor de dirigirle la palabra en esta ocasión porque quisiera hacer cc«istar mi protesta más enérgica contra el trato acordado por su gobierno a las dieclisiete personas detenidas y ya consideradas como rehenes. Me refiero a Raúl Sendic, Julio Marenales, í Jorge Zabalza, Eieuterio Fernández, Mauricio Rosen-. CjOff, Jorge Manera» Adolfo Wássen, Henry Engler, José ' Alberto Mujica, Jessie Macchi, Elena Curbelo, Raquel Dupont, Gracia Dry,. Alba Antunez, Estela Sánchez, Cristina Gabrera, Flavia Schilling, Según fuentes muy fidedignas (entre ellas la Cruz Roja (Internacional, -la, Comisiái Internacional de Juristas^ y la Federaciái Internacional de los Derechos del Hom-. bre][ a estas personas se les ha torturado metójlicamen-te y se las mantiene eñ condiciones sólo comparables ■ a las de los. campamentos nazi de la segunda guerra .mundial. Todo esto $s inhumano y está totalmente de desacuerdo con el Tratad Internacional de los Derechos Humanos, de la ONU.
Si ,e5tas pérscHias han cometido crímenes entonces lógicamente merecen que- se los lleve ante un tribunal para qjie sean procesados de acuerdo con las leyes uruguayas. Eso es lo que pasa en cualquier país civi-' lizadp y democrático. La tortura y la deshumanizacimí de los prisioneros no son dignas de una nación con una historia como la que tiene Uruguay, Ruego que su excelencia se sir\^a dé su poder para ver que se mejore enseguida la situación lamentable de las mencionadas personas ,y que sé las trate de aquí en adelante ségijn las normas internacionales de cojiducta civi° lizpda y cristiana;'
Aprovecho esta ocasiái para saludarle y me reitero muy atentamente,
s.s.s»
nRMADO: líENNETH JAMES GOLBY
Kenneth James Golby, M.A., Ph.D.
ce (en inglés) Sr, Fierre EUiott Trudeau, Primer
Ministro del Canadá. Sr» Alan MacEachem, Ministro
. de Asuntos Extranjeros» '
' BORDABERRY: CAMPANA INTERNACIONAL DE. CA-: LUMNIAS Y falsía?
1 CARTA DEL PRJESIDENTE A UN UNIVERSITARIO CA-' NADIENSE.
. Un docente de la Universidad de Ontario, Canadá, remitió al Presidente Bordaberry una carta reclamando la libertad de Sendic, Manera Lluveras, MarenalesSaenz, y los demás cabecülas de la sedición. Apartándose de lo'
^ que es su norma, el Jefe de Estado contestó al profesor canadiense-^en una lai^a exposición donde le. informa acabadamente sobre el verdadero trasfondo de su pe° titoriá y los aspectos que, respecto a la sedición en Uruguay, son soslayados y disimulados por la propa-. gand^' internacional. Las agencias noticiosas divulgaron ayer extensamente la contestación!que transcribimos a , continuación.
Montevideo, febrero 12 de 1975.
Señor Kenneth James Golby. M.A„, Ph,D« 4700 Keele 1 Street, Downsview, Ontario M3J 1P3. Muy Señor Mío:
He recibido su carta relativa a la situación de
Uruguay no merecía esta traición de algunos de sus
comunes. En ellos hay, por razones de «ece^itodl, «l-
sediciosos. pero en muy bajo poreentiye (menos
porque ©s un país que desde largo tiempo atrás goz*^" de- una avanzada legislación sociali que tiene uno de los is^resos per cápíta más altos de América y aun del mundo; lo que .es más importante adn, tiene unadlstrjbur ción de ese ingreso que es nuestro orgullo, porque es. Mía de las más justas que se c<moéen. En el Uruguay-no hay grapdes distancias entre los distintos estrafos sociales y hay un constante travasamiento de unos a otros, no existiendo por tanto castas o niveles privilegiados e irai^rmeables. El Uruguay tiene los índices de alfabetización y esperanza de vMa más altos de Amé-, rica Latina y de los más altos del mundo; sus habitantes disponen de medios de comimicacióü (prensa, ToV,, teléfono), por cabeza al mismo nivel que los países más desarrollados. No tiene problema de población indígena, que no existe; sus habitantes son todos descendientes de los primMvos colonos españoles, aumentados luego por fuerte inmigración europea de distintos orfeenes, Uruguay t>stenta hoy un bajo ihdice de crecimiento demo-grái'ico, de los más bajos delmúndoy similar a los países industrializados „
Nada justificaba, pues, este ataque al Uruguay, simplemente, fue elegido como objetivo por la conjura internacional. Atractivo objetivo, ubicado sobre ei Atlántico --Sur, en la boc^ de la Cuenca del Plata y enclavado entre dos inmensos y poderosos países sudamericanos» Tamp-oco tuvo "la sedición apoyo en" la opinión publica
■ ni representó ningún' sentimiento o anhelo popular. Sus miembros son, por lo común, de extracoión de clases de posición económica media, a menudo intelectuales,-artistas o ufíiver sitar ios» En las elecciones realizadas en 1971, el partido político de izquierda, sólo reunió el 17% de los votos y dentro de'él la tendencia extrema, representativa de la sedición, no alcanzó ía mercera partGc Elecciones libres y puras, como lo son tradi-cionalmeníe en Uruguay y en las cuales la pi^opia ml-iitancia activa de la izqui3í.-da y $u vigilante actitud, constituyó a la postre el mejor certificado de pureza» Combatimos la r.o-iición con tosias nuestras fuerzas y con tollas nuestras armas y pdr cierto que nuestra
' fuerzas aon muchas, y nuestras aiinas pocas: no tene° mo'i riqíezas para regalar ni pelróleo para canjear por armamentos» Muy a menudo la sedición, apoyada y financiada desd3 el exlraajero, estaba raejor^" armada que nuestros policías y soldados„
Estos hom])res y mujeres i)or quienes usted hoy se interesa, no combaiieron .le fren.e. Usaro.i to<Jos los recursos de la delincuencia común: el robo, el asesinato a 'traición, e\ secuestro, ría m'orte de víctimas mocantes para amedrentar. Por ejemplo, uii modesto peón rural pagó con su vida el haber descubierto inad-vellidamente un ascoadnjo áe sediciosos; la "piaáad'' de sus captores'no dio más q.ie para adnln'strarle una dosis alta de pentoíal a fin de que no sintiera su tránsito a la otra i^Idi. Así también, hombres secuestrados por los sediciosos, emyíjleron de las cuevas donde eran retenidos, como cadáveres macilentos, lastimados por un sol que ya habían desesperado dé ver. Algunos de ellos nada tenían que ver con la problemática uruguaya, como un anciano ex^Derto norteamericano que, paradójicamente, estaba en el Uruguay para colaborar en un programa dirigido a aumentar la produc-lvl-» dad de la tierra a través del sistema de im::uestoso "Pero ni 'la condición extranjera de la sedición, ni su falta de causa nacional, ni la aus3.icia de arraigo popular, ni sus método?, crueles e inhumanos, hubieran justificado emplear, los mismos procedimientos con ellos, ni justificarían hoy la crueldad con los detenr.dos. Fueron combatidos con la ley, con los instrumentos lega» les que la Constitución y las Leyes del páis ptorgan fueron y están siendo juzgados por tribunales competentes y condenados luego de procesos en los cuales tuvieron toílas sus oporlurrlidas de defensa. Los que aún cumplen sít. condenas sstán alojados en una.cárcel modelo, en la cual hubimos de invertir milíones de pesos que. por cierto n.^oesitábam^s para otros fines. Ni'Tguno de olios O': rjhén, como le han informado a usted; todos están o cumpliendo su condena o a disposición dé la justicia que los está procesando. Como esludoso de nuestra lengua, sabrá usted que rehén es "persona de estimación y calidad, qae como prenda queda en poder del enemigo o parcialidad enemistada, mientras está pendiente un ajuste o tratado". No hay ningún a-juste o tratado pendiente coa la sedición,-porque no ^ hay trato con ella, ni admiten nuestras leyes tales métodos^
Dui-rante la lucha murieron sedicioso?-; también murie° mi oficiales, soldados , policías y civiles. Pero cuando algún sedicioso cayó herido, fue tratado como cualquier ser humano; el propio Raúl Sendic^. herido de un balazo en la cara durante el tiroteo en que cayó preso, fue objeto de delicadas operaciones eñ el Hospital Central de las Fuerzas Afinadas y salvó su'dda, gracias ala intervenciái de cirujanos qiu con él y con otros muchos hicieron priK^z'^s» . Cierto es que no todos los detenidos pueden estar en el mismo establecimiento, una elemental metí'Ja de deCensa oblfea a tenerlos separados, como eü cuaiqíiier pazte del mundo pero eso no disminuye el trato que se les pro»3iga<,
■ Menctoa usted el testimonio de la Cruz Roja Interiiaclo-. nal, el de la Federación Internacional de Derechos Huma°
nos y e! de la Comisión Internacional de JuristaSo
personas detenidas y condenadas en mi pais por el delito de S'íkMcí/m-, Contrariamente a mi conducta habitual, he decidido contestarle, aclarando los errores de información que parece tener us-.ed, en la confianza de que mi respuesta sirva para que nuestro pequeño pais, que ha luchado muy duramente y en silencio para restablecer la paz, no vea frustrado s^ sacrificio sucumbiendo a la habitual campaña intemaeíorial de calumnias y falsedades. Digo que no es mi conducta habitual contestar mensajes como el suyo, porque ge° neralmente están inspirados en campañas de ese t!po y porque nuestro Uruguay, que no tiene más < capital que el espíritu incoercible de libertad de sus hombres y mujeres, no está en condiciones de enfrentar y contrarrestar la ofensiva propagandística del comunismo en el mimdo, plena de recursos y de medios que por cierto no están a nuestro alcance» Ljos títulos que usted ostenta y-la posición qtie ocupa, me permiten siiponer que ése no es su caso y que serla ip buen resultado para nuestra Patria que usted se convenciera de su error y que, por tanto, vale la pena el ¡iltentó.
Las personas que usted menciona en su carta, Raál Sendic, Jidio Marenales, Jorge 2abalzp, Mauricio Ro-sencoff. etc», formarcaí parte en nuestro país, desde los más altos puiestos de dirección, de un movimiento sedicioso que asoló ai Un?guay durante los anos 198^ a 1972, do origen netamente extranjero, ya qué formaba \vkrie del movimiento insurreccional laílnoamerf.nikD Cruz Roja Inteniacional visitó, en abril de 1974, tiderad'> y dirií^ido dosde Cuba, lo que hoy es notorio. sólo los ©stabíed' .©.acos de detención del
EWsamente dice;d Momíe que en ningíin-caso cm^ - ■ recMó quejas en ese sentido»
^«a*, malos tratos, ni • - , , «eA¿-
sr describe las malas condiciones de algunos de esos establecimientos, que no están destinados ^pecialmente ; para sediciosos sino que son para todos. Desgraciada^ mente, los recursos previstos para mejorarlos Imn de« bido aplicarse justamente a ios nuevos estafclecHnientps. • para sediciosos y destinar a ellos el más m<^ernode los establecimientos que estaba terminándose de coi^-truir. Esto ha atrasado nuestros pl^es en es0 sentido y ya estamos trabajando de nuevo en ello. Jero como se ve, ello nd ha afectado la condición en que se encuentran .detenidos los sediciosos; 'al eoittrarSo han recibido las mejores condiciones.
El informe conjunto de Amnesty International y de la Comisiái Internacional de Juristas no prueba malos tratos en ningún caso. Sus objeciones fundamentales son de orden procesal, especialmente la' demoira en sustanciar los procesos. Olvidan, en mi opinión, que ei aparato judicial uruguayo estaba previsto para pocos casos con solo tres jueces normalmente, conforme al carácter pacííico y respetuoso de las leyes de los uruguayos. Sobre esa estructura le .cayeron encima de Improviso más de 3.000 procesos. Hemos ido corrigiendo esto, aumentando Jueces y Fis-
' cales j para que los procesos se aceleren más. Por lo demás, no me merece confj|anza el testimonio. de estas dos últimas organizaciones, porque no recuerdo haberlas visto condenando los crímenes 1 las tor-' turas y la privación de libertad cometidas en los países que la apocaban, A pesar, de ello, mi gobierno permitió a
^todas esas organiznciones visitar el país y realizar independientemente sus investigaciones. " ;
Ninguna de las personas que usted menciona ha dejado de ser -sometida a ios tribunales competentes, como usted reclama; todos están procesados o condenados- por' esos tribunales. \ ■
Ninguno de ellos es relien porque ese méto^dp no ños está permitido y porque nada tiene la sedición ínter-' nacional que podamos tratar con olla, i^inguno de ellos está someí.ido a metódicas torturas ni trato inhumano» Creo pues que usted.ha sido mal informado, dentro dé la campaña de Cgtisedades" del comunismo Internacional y esmero que mis informes le haga\i cambiar el concep-to que se ha formado. .
Tal vez sea útil aprovechar para prevenirle de otra calumnia que se viene gastando. Hace. poco tiempo fue asesinado en París el Agregado Militar uruguayo, Coronel Ramón TrabaL Se atribuyó a sí misma el cri-
, , men una llamada "Brigada internacional Raúl Sendic' . El Coronel Trabai era un distinguido' militar; figura prepond'3":^.;i;e en la lucha antisedici'osa, por. su inteligencia, capacidad y valor. Apreciado por todos, civiles y militares; hombr-i de amplitud ie ideas y elevados propósitos» Por eso su aiesinaco fue un error; levantó indignación y protesta generalizadas, y profimda tristeza y rebeldía en quienes le conocíamos^ Tenía pues, la sedición internacional que rectifi(jar. el error rápidamente y ya aparecen las primeras señales de esa rectificación; el aparato propagandístico de siempre empieza a atribuirnos el crimen. Empiez-n las acusaciones, veladas al principio, como tanteando
" el terreno, cada vez más desaprensivas después. Las Agencias telegr^icas internacionales''empiezan a tras-mitir testimonios an^iiimos que recogen la afirmación tan cobarde sólo poniéndola púdicamente entre comillas ^ para salvar así su responsabilidad ^ como sucede con un. reciente cable de Praga.
Pronto el aparato ftmcicmará a pleno raimen y los hombres como usted, ábsorbldos^por sus estudiéis e investigaciones, irái recí^ieiwSo en su subc(mciente la acusa-ciái, hasta que un dii, sin saber mucho porqué, lá aceptan como jn hecho cierto e indubitable» Y es falso doctor; usted que Inyoca las normas cristianas de conducta, puede estar seguro que son las que inspiran la niestra.
Usted no tiene porqué conocer en detalle el carácter de mi país y, taf vez por eso, la información tendenciosa haya podido llegar a engañarte en una primera instancia. Pero nuestra fuerza invencible descansa precisamente en nuestra fuerza moral y en la rectitud de nuestra con» ducta como nación. Quizás los fenómenos que hoy se ^ repraiucen por todas partes en el mundo le sirvan para corroborar la historia de ésta nación digna que no aceptó someterse a lo que hoy ya es indudablemente una conjura rntemacional de la violencia y el terrorismo* Descuento de su nobleza el enví> de copia de ésta 3 las mismas personas a quienes envió de su actísación. Lo saluda muy atentamente - JÚÁNMARÍ A BORDABERRY „ Presidente de la Repíiblica. ^ "
Tenemos eñ rsuestro pí^er.la respuesta a esta carta del Presidente Bordaberry por el^Comiíé de Defensa por los Pi^isio-
en Uri^ay - Toronto, car-