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FEMENINA
El Popular, Luines 30 de Noviembre de 1981
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"fódo un Suplemento de Belleza, información.
modas V eventos,
Secretos del Perfume
El olfato de tres mil olores distintos:
pero la nariz de^m
hasta los siete mil productos de síKtesis que entran en la composición de un perfume.
El nacimíemoi de un perfu-^me es la culminación de años de esfuerzo, búsqueda, ensayos y combinaciones múltiples realizados por especialistas. El resuttiadb se I lama asenc ici ó extracto, con una concentración del ciento por ciento.
Le sigue el perfume dé toilette, con la mitad de la intensidad del e><tracto y ligeras' modificaciones pn la composición, qué acentúan las notas frescas. El agua .de toilette mantiene el carácter inicial del nuevo aroma, pero la.concentración ha bajado al 30 por ciento y Ia composición ha rebajado las notas que permane-c;én j réempíazáhdolas por otras -fhás frescas; ello en función del uso,, debido a que el agua
dé toilette es el perfumé discreto por excelencia, con el cual se puede empezar.desdé la o mañana.
Un aroma mal aplicado puede resultar un arma de dos filos; aqúf van algunos consejos' que ayudarán a evitar ese desastre.
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No pe r f u me nu nca una p i el por el derecho, porque los pelos se pegan unos con otros; api ique la esencia mejor en el, forro. Tenga cuidado con las telas delicadas; la seda, por ejemplo , se mancha fáciImente con ej perfume. Evite que caiga perfume sobre jus alhajas, especialmente las perlas, que cuando
son legítimas, se mueren con el perfume. Nunca compre la esencia que le gustó en una amiga; ensáyela primero sobre' su propia piel; cualquier diferencia en él grado de acidez dé la epidermis alterará el; resultado.
Evité los frascos demasiado grandes; son más recomendables los envases chicos o med i a nos, especial mente s i van provistos de atomizador, porque impiden que el aire que:^entra a.un frasco mal cerrado altere el aroma. Nunca mezcle aromas distintos. Si no tiene productos coordinados para el baño, prefiera jabones y lociones neutras.
Fallece en Washington
WASHINGTON, Nov 28 lUPl) — Vila Anzola Hin-shaw, ex funcionaría del servicio diplomático de Colombia, falleció ayer víctima de una prolongada enfermedad en el hospital de la Universidad de •Géprgetowñ, informaron
hoy, allegados a su familia.
La señora Anzola, esposa de Joseph U> Hinshaw, asesor del la oficina de relaciones públicas det Banco Inleramericano de Desarrollo, participó ; activamente eri la Asociación
■de Señoras del BID y fue su presidente entre 1969 y
T9Ti;: ..
Nacida en La Palma, Colombia, hace 61 años, la señora Anzola se incorporó al servicio diplomático de su pais en 1946 trabajando en
la Cancillería y luego en embajadas colombianas de Lima y Washington, en esta última desde 1948 a 1951
La señora Anzola habí^i adoptado lá ciudadanía estadounidense en 1978. Lé sobreviven su esposo y sus hijas Cyntia y Sandra
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Un perfume mal aplicado puede resultar un arma de doble filo.
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NUEVA YORK, (IJPn -r- Eleánor Roosevell ¡estuvo enamorada platónicamente de su médico personal, que era \ 8 años menor, y fueron compañeros constantes en los últimos 15 años de vida de ^ia que fuera primera dama de Estados Unidos, dijo la esposa del médico en ún artículo publicado hoy.
Édna P. Gurewitsch señaló que las relaciones de tipo prófesior)tal entre su marido, el fallecido doctor David Gurewitsch, y la señora Rooseveít se convirtieron en una "amistad única" en 1947, cuando debido al mal tiempo ambos quedaron varados por días en Tcrránova y Shannon di^rajrite un viaje aéreo a Ginebra.
"Esto les dio tiempo en intimidad para conocerse Uno a otro c iniciar el intercambio de confidencias, consejos y confianza m utua de las qué ambos 1 legaron a depender*', señala el articulo de la señora Gurewitsch pubjl icado en 1 a edición de diciembre de la revista American Heritáge
La señora Rooseveít a ta sazón tenía 63 años y Gurcwitsc|i 45. ^
En los años que siguieron Gurewitsch usó sus vacaciones para viajar al extranjero en compañía de la señora Rooseveít, ^^de la secretaria de la ex primera dama, Maureen Corr
Lá señora Gurewitsch dijo qué conoció a Eleanor Rooseveít en 1956, cuando ésta llegó a una fiesta junto al todavía soltero Gurewitsch. ..
. * 'Se veían muy distinguidos", señala si .artículo
Un año después de ese encuentro los Gurewitsch se casaron; y la señora Rooseveít y la pareja compraron una casa en Manhat-
tan donde vivieron bajo el mismo techo, con "apartamentos separados"
"Lá señora RooseveU tomó gran cuidado de no
darme la impresión de que yo era una intrusa en una relación establecida", con-fidenció la viuda del médico en su artículo.
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