EDITORiAL
EL POPULAR, lunes 10 de agosto, de 1987.,
economía e inmigración
Los Nauruanós quieren que les devuelvan su tierra. Literalmente.
La minúscula isla (7,5 millas cuadradas de superficie) del Pacífico que habitan los 5.000 Np^uruanos se encuentra aproximádatnente a mitad de camino entre Honolulú, Hawai, y Sidney, Australia, y no se diferenciaría de muchos otros puntos infinitesimal^ del mapa si no contara con grandes depósitos de fosfato.
Y el fosfato se agotará dentro de unos siete años.
Desde su independencia hace 15 años, los Nauruanos han ahorrado buena parte de las ganancias redituadas por la extracción del mineral, acumulando asi los 450 millones de dólares EU que los han colocan entre los humanos más ricos del mundo, per cápita. Ese fondo especial tiefie por finalidad facilitarles la vida cuando, inevitablemente, se acabe su, fosfato.
Pero los habitantes de la isla de Nauru también quieren que las Naciones Unidas intervengan para lograr la devolución de su tierra, estol es, I de los miles de toneladas de tierra vegetal extraídas en procura del fosfato por tres potencias coloniales a lo largo de cinco décadas de ocupación supuestamente benigna.
Australia,. Nueva Zelandia y Gran Bretaña recibieron a la minúscula nación luego de la Primera Guerra en fideicomiso de manos de la Liga de las Naciones, predecesora de las Naciones Unidas, procediendo a concederse a si mismas un monopolio sobre el fosfato Nauruano. Como resultado, entre 1922 y 1965 ex-tranjeron fosfato por 6$ millones de dólares EU, entregando a los nativos sólo 2,5 millones de dólares a cambio de su recurso natural. ' '
Además de un trato financiero que se asemeja al( robo liso y llano, la propia superficie de la isla fue arruinada por la extensa explotación, y hoy en lugar de lucir como tantos otros paraísos tropicales del Pacífico ofreée un panorama casi lunar, en el que predominan sóld las grandes piedras y restos de coral en lugar de una lujuriosa vegetación.
La cult^ura nativa también fue cambiada drásticamente por el período colonial, con los Nauruanos viéndose privados de
cualquier posibilidad de desarrollar la agricultura o industrias locales. Su pronta adopción del estilo de vida Occidental les trajo, asimismo, una de las tasas de diabetes más elevadas del mundo.
La isla fue transferida como fideicomiso por la Liga de las Naciones a las Naciones , y como el Artículo 76 de la Carta de las Naciones Unidas establece que los países a cargo de un fideicomiso deben ''promover el avance político, económico, social y educativo" de los habitantes, así como impulsar su progreso hacia el autogobierno, los Nauruanos demandan ahora que la organización internacional fuerce a Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelandia a pagar por el reemplazo de su tierra verde.
El costo de tal reparación del medio natural se estima entre 275 millones y 1,4 billón de dólares EU.
Todavía faltan varios años para que se llegue a una conclusión definitiva en este caso sin precedentes de demanda de indemnización a potencias coloniales por sus victimas pero, de resultar negativa, los Nauruanos podrían convertirse en inmigrantes muy bienvenidos, con decenas de miles de dólares per cápita para poder establecerse donde les plazca.
La realidad para el resto de los seres humanos que desean emigrar o hallar refugio fuera de su país es, por supuesto, bastante menos placentera que en el caso de estos afortunados isleños del Pacífico.
Ya sea por razones económicas o políticas, o una combinación poco grata de ambas, la gente se ve obligada a abandonar el lugar donde ha nacido, a sus amigos entrañables y familiares más queridos, para buscar aquello que su propio país le niega: un futuro mejor, consistente de poder ganarse la vida dignamente y poder ejercer los derechos y libertades básicos para una vida civilizada en 1987.
Cada nación cuenta, por su parte, con el derecho indisputable de decidir quiénes habrán de habitar su territorio. Si basa su gobierno en la democracia, procurará hacerlo evitanao la discriminación, tratando \a todos los aspirantes por igual y sin distinciones debido a su razav cultura, religión, orientación política u otros factores. ■ A- pesar:de tratarse de .una nación de^in--
migrantes, Canadá ejerce ese mismo derecho de guiar el desarrollo de su población.
El país vive aún el impaao de la severa recesión económica que comenzara a principios de la década. Así, a pesar de que la provincia dé Ontario, beneficiada por la expansión económica Estadounidense y oíros factores especiales, goza de una tasa de desempleo de apenas el 6 % de su fuerza laboral, el país en su conjunto padece una del 9,1 %, según las cifras más recientes dadas a conocer por Estadísticas de Canadá. T Y si en la privilegiada Toronto Metropolitana el nivel de desempleo es de sólo un 4,6 % (tasa considerada por algunos analistas como equivalente al pleno empleo), en la provincia de Newfoundland el desem -pleo es del 17,5 % y en el otro extremo del país, los hombres y mujeres sin trabajo de British Columbia representan al 12v4 % de su fuerza laboral.
La única excepción notable en este panorama deprimente es Manitoba, gobernada por el ÑDF, con una tasa de desem-dei 7,1 %. Las cifras, ilustrativas de una persistente falta de trabajo, sugieren claramente que el remedio es la migración interna, con el centro de desarrollo en Ontario como meta.
No todos concuerdan en que la prioridad debe ser poner la casa en orden antes de recibir a más huéspedes. En particular, la temática de la inmigración como supuesta solución de la crisis económica podría volver al candelero con el reinicio de las sesiones del Parlamento para considerar un proyecto de ley sobre los aspirantes a refugiado.
Los legisladores federales comenzarán mañana, martes, la consideración del proyecto, luego de haber sido convocados en medio de su vacación veraniega por el gobierno del Primer Ministro Brian Mulroney, que teme aún más desembarcos de aspirantes a refugiado en las costas del país, iras contabilizar uno de Tamiles dé.Sri Lanka y, más recientemente, otro de Sikhs; de la India, en ambos casos procedentes de Europa Occidental.
Aquellos que defienden la recepción de todos y cada uno de los individuos que, afirmando: ser-perseguidos, demandan, aquí: el
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Status de refugiado, han mostrado una singular tendencia a recurrir a la "inmigración como solución" a manera de . última trinchera para defender su postura favorita.
Desde tal punto de vista, no importaría realmente si los aspirantes a i^efugiado son legítimos o falsos porque el país "necesita" más habitantes, tanto por la reducción del número de sus nacimientos como el porcentaje cada vez mayor de ancianos presente entre la población en general.
Asimismo, los falsos refugiados serian, como en el caso de los inmigrantes legales, un factor importante para la economía al traer deseos, de trabajar mucho y por cualquier salario, y también como nuevos consumidores, estirnulando la producción de bienes y servicios.
Pero el mero incremento numérico de la población no trae necesariamente la prosperidad, como lo prueba la marcada pobreza de naciones populosas como China e India, para no mencionar a Eanglstóbas^-^
Sólo en condiciones de expansión económica puede alegarse que el arribo de más habitantes contribuirá a la riqueza del pais, y un vistazo a la situación del deserñ-pleo muestra claramente que Canadá sigue sufriendo "una recesión. /
la convicción, arma
andinismo en
guerra
Por MAtTHEW CAMPBELL
MULULUKU, Nicaragua - La convicción política y la claridad de motivaciones dotan a los sandinistas de un arma pofierosa frente a los "contras", que carecen del apoyo popular y la claridad programática necesarias a un ejército guerrillero, señalan diplomáticos.
Las durísimas condiciones que las tropas sandinistas deben desafiar aquí son una comprobación. La estación lluviosa podría causar la desesperación de muchos estrategas. La densa selva que rodea a este puesto de avan° zada en el norte nicaragüense es un pantano infestado de enfermedades. El cielo es una bruma impenetrable y los caminos son ríos de barro.
Pero las tropas de un batallón móvil de con-^ írainsurgencia patrullan este territorio hostil con una elevada moral. Expresan una deyoción casi religiosa por la revolución isandinista, que marcó la caída del extinto dic-tadoi* proestadounidense Anastasio Somoza en 1979.
Impertérritos bajo los chaparrones del trópico, lo único que empaña el ánimo de estas tropas es la aparente renuencia de los rebeldes a presentar batalla.
"Queremos luchar contra ellos, pero escapan", dice el íenienie Domingo Treminio, de 24 años, miembro del batallón Rulfo Marín, en un improvisado campamento cerca de Mululuku, en la provincia central de Zelaya.
A criterio de un embajador occidental, "el ejército san-dinista es probablemente la más efectiva fuerza de con° traiñsurgencia de América Latina". El diplomático destaca el profundo conocimiento de la guerra de ^guerrillas que el sandinismo trae desde su guerra contra el gobierno de Somoza.
Los BLI, sigla que designa a los batallones irregulares que constituyen el grueso de la fuerza de combate del ejército; son percibidos como una formidable amenaza para los cerca de 15,000 contras.
Alimentados con raciones búlgaras y apoyados por helicópteros artillados soviéticos, los BLI usan tácticas guerrilleras para rodear y encerrar a los rebeldes apoyados por los Estados Unidos.
Pero también desempeñan un importante papel político.
Sólida base de apoyo para el gobierno, son bastiones del sandinismo, cuya ideología entremezcla elementos marxistas, nacionalistas, populistas y cristianos. Alrededor del 50 por ciento de los 600 integrantes del batallón Rulfo Marín -nombre de uno de los generales que en la década del 20 acompañaron a Augusto César Sandino en su lucha contra los marines estadounidenses- son miembros de la juventud sandinísta.
A menudo se los cita, por su bravura, férreo sentido del deber y lealtad a la revolución, como un ejemplo a seguir por las demás tropas.
"Nuestro deber es ser los primeros en ir adelante en el combate, para causar al enemigo todas las bajas posibles", dijo Danilo Martínez, de 21 años, militante de la juventud sandinísta.
Ellos realizan también tareas políticas en las zonas de guerra, en una estrategia que recuerda las campañas qué realizaba el ejército estadounidense con el propósito de ganar simpatías entre los campesinos en la guerra de Vieí-nam.
"Hablamos con la gente en cada aldea, ¡os ayudamos. Si los niños necesitan atención sanitaria, se la damos", dijo Carlos Guzmán de 17 años, un joven sandinísta que se alistó voluntariamente el año pasado.
Los jóvenes se ocupan también del adoctrinamiehto de los nuevos reclutas que se incorporan al BLI -algunas veces contra su voluntad- para cumplir los dos años de servicio ¡militar obligatorio.
"Les explicamos la realidad del pafs, la necesidad de defender la revolución!', dice Guzmán.
Según funcionarios^estadounidenses, los contras, que lanzaron este año \ una ofensiva denominada "De primavera", han tomado la iniciativa en la guerra. El departamento de estado, en sus informes a la prensa, presenta a un ejército sandinísta diezmado por las bajas, las deserciones y las enfermedades, especialmente la malaria. Eso está lejos de ser cierto, aseguran oficiales y tropas
pujante Rulfo Marín. El BLI sólo tuvo quince'muertos desde el comienzo del
año, pese a estar en una ofensiva permanente. No hubo deserciones y el promedio de casos de malaria se de sólo uno por mes. Hay buen abastecimiento de medicamentos, dicen.
El médico del Rulfo Marín, César del Valle, de 23 años, dice que la estación húmeda produjo un incremento de las infecciones micóticas y las enfermedades respiratorias, pero que sólo 29 soldados estaban en tratamiento, iodos ambulatorios. '
Pero pes^ a no tomar la iniciativa en la guerra, los contras han mejorado su desempeño en los últimos meses, admiten a regañadientes los oficiales del ejército, dicen que los rebeldes han aprovechado el entrenamiento estadounidense para adaptarse mejor a la guerra de guerrillas altamente móvil. , -
"Se mueven más rápido y están mejor organizados", dijo el funcionario político del Rulfo Marín, teniente Carlos Vargas.
"Su inteligencia es mejor. Están mejorjabastecidos", dijo Vargas, añadiendo que otra reciente adquisición de los contras es su capacidad de desaparecer en la selva para no presentar batalla.
La mejora percibida en la preparación de los contras se origina en un paquete de ayuda estadounidense de 100 millones de dólares aprobado por el Congreso en el último otoño.
Desde entonces la lucha en Nicarag\ia ha alcanzado sus niveles más sangrientos. '
Pero la mayoría del promedio mensual de 130 muertos de guerra sandinistas no son tropas del ejército regular sino mMicianos campesinos mal entrenados que defienden instalaciones fijas. ¡
"Lo que quieren los contras es destruir la economía atacando granjas y cooperativas", dijo Treminio, mientras
L nTn '^'f' 1"'^^'^''^^ "^^'^ refugios laminas de plástico negro tendidas entre dos árboles-campamento.
"Pero nosotros los perseguiremos donde estén, en las
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