L POPULAR, ,luo©s 22 de septiembre de 1986.
•4í* ■
" L9S Demócratas sio albergamos ninguna ilusión acerca de la Unión Soviética. La suya es una sociedad totalitariía, que continúa siendo un imperio en el sentido clásico (4el términoV" ■ La cita definitoria corresponde a la nueva declaración de principios del Comité Nacional del Partido Demócrata de los EE.UU., a darse a conocer oficialmente esta semana.
El documento de 71 páginas no constituye una plataforma electoral ni debe ser defendido obligatoriamente por los candidatos del partido, sino que contituye un intento de forjar un consenso aceptable para amplios segmentos de la organización y asistir a los candidatos que participaran de las elecciones a celebrarse dentro ^e pocas semanas.
Paul Kirk, presidente del Comité Nacional, señala que el panel i de políticos que elaboró la declaración estuvo compuesto por candidatos Demócratas que ganaron elec-cionesv en lugar de tratarse de representantes de centros de estudios y grupos de intereses especiales, para evitar las " agendas (políticas) estrechas" én su redacción.
El documento marca el desplazamiento de los Demócratas hacia el centro del panorama político Estadounidense, y las ausencias en su contenido son tan signiricatívas como sus afirmaciones. No incluye, por ejemplo, crítica alguna de la política seguida por el Presidente Republicano Ronald Reagan con respecto a Nicaragua, ni referencias a cuestiones sociales poten-cialmente divisivas tales como el aborto y los derechos de ios homosexuales.
Un funcionario Demócrata que prefirió permanecer anónimo dijo que la nueva declaración de ^principios partidarios es un esfuerzo *' para salir de la imagen falsa de que los Demócratas son déMes'&ff el área de la defensa, tienen extraños estilos 4@^1)iüa, y son grandes gastadores (de fondos del fisa»)" y apiicadores de impuestos".,
El propio tevtó indica que responde a un amplio consenso de la opinión pública: " luego de la brutal invasión Soviética de Afganistán, la' crisis de los rehenes (Estadounidenses) en irán, y ios síntomas de agitación en América Central, ellos (los ciudadanos) sabían que las defensas de los EE.UU. debían ser reparadas".
El documento, titulado Nuevas Opciones en unos
CT;U:U;-<Cam,biahíés- -'^'vrespcydé' a' :líneas:?'pG^lfticas- ■ die;: legisladores Demócratas eomo^l Senador Gary Hart y el Senador Bill Bradley, integran|tes de la llamada rama " neoliberal" del partido.
Si para los Demócratas esta ^üsqiieda de un consenso que responde a lo que el ciudadano promedio desea representa una oportunidad renovada de llegar ai poder, para el resto de Occidente el cambio significa la consolidación de las fuerzas políticas más importantes de los EE.ÜU, alrededor de cuestiones tan básicas como la de cuál es el mayor peligro que amenaza a ias naciones civilizadas. >
Hasta la nueva declaración de principios, los Demócratas parecían considerar que esa amenaza no era otro que el propio Reagan. Pero el hecho es que ya promedia su segundo mandato con un amplio respaldo popular y que no ha iniciado guerra nuclear alguna, a pesar de los augurios lúgubres, sino histéricos, en ese sentido repetidos una y otra vez por los Demócratas, haciendo eco a la propaganda Soviética.
La minúscula élite que gobierna la URSS ya había llegado a la conclusión de que Reagan superaría airosamente ese y otros libelos, de allí su renovada disposición a aceptar demandas de Washington como la verificación in situ de cualquier acuerdo sobre armas nucleares y tropas, que en tiempos no muy distantes eran negadas de plano por el Kremlin.
De no mediar la tonta maniobra de la KGB contra el periodista Nicholas Daniloff, la segunda reunión cumbre entre Reagan y Mikhail Gorbachev estaría ya en vías de concretarse, en una muestra clara de quiénes son los verdaderos interesados en iíiipedir la distensión entre las superpotencias.
El creciente consenso político en los EE.UU. debería servir, asimismo, para consolidar la lucha mundial contra el-/:terrodshlo.V-:/; x':"^-
Por sus ataques, de carácter eminentemente internacional, el terrorismo conteníporáneo requiere de la respuesta coordinada de todas las naciones, sea que sufran en carne propia la agresión o estén, tsm-■'■'porariamehte;, ,a^;salyo ■de/'-eila-.; -'
Los asesinos que optan por la estrategia de muerte y destrucción cuentan con respaldo internacionill, recibiendo ayuda y aliento moral de naciones como Siria, irán, Libia y las del bloque Soviético.
La peor poHíica a seguir con respecto a estos 'mafiosi' disfrazados de combatientes políticos es una de concesiones, con la vana esperanza de que eli país que las brinda no será victima de las atrocidades impuestas a otros. Eventuaimente, éste estado áe cosas sugiere al terrorista que los políticos de las naciones civilizadas son pusilánimes, de los que puede obtener cualquier cosa medíame la extorsión. De allí al uso de la violencia para obtener concesiones exorbitantes hay poco trecho.
La situación de Franda, asediada ahora por los mismos terroristas con que sus gobiernos negociaron durante la década anterior y la presente, es ejemplo claró " ello.
Afortunadamente para los franceses, el gobierno del Premier Jacques Chirac ha decidido resistir el avasallamiento de la soberanía nacional por grupúáculos de asesinos descarados, que ya han causado 8 muertes y más de 150 hei'idos entre la población para forzar la liberación de Georges íbrahim Abdullah, un Cristiano Marxista de El Líbano con una amplia gama de vinculaciones que incluyen al gobierno de Siria, la Facción del Ejército Rojo de Alemania Occidental, las Brigadas Rojas de Italia y el grupo Acción Directa de Francia.
Estos lazos sugieren claramente el carácter internacional de las actividades de los terroristas, hecho confirmado por la reciente amenaza del autoiiiulado Comité para la Solidaridad con los Presos Políticos Árabes y del Medio Oriente de que extenderá los ataques con que ha estado' flagelando a los franceses a Italia, porque el Primer Ministro Bettino Craxi se rehusó a satisfacer su demanda de que pida a Francia que Ab-dallah sea trasferido a la península.
Es evidente que la respuesta a esta amenaza debe s¿r coordinada a nivel mundial por las democracias. Sólo dernpstr.ando unidad y determinación podrá limitarse sus ieiecfps'-y^'éxpansiósi¿j'^-^-;^:v^?■■ .-v 'r^'--■ i;;^:;^;:;"^^
SAN SALVADOR "(Reuter).- El Presidente, de hl Salvador, José Napoleón Duarte ha procurado convertir en yictoria pr^opagandistica el fallido intento de la semana pasada de mantener conversaciones con rebeldes izquierdistas que luchan contra su gobierno, dijeron fuentes diplomáticas.
1-diior '
----• - r
\ Adminjsuacidli
Computadoras
Col y mn islas
JUAN ORELLANA OSVALDO ESCOBAR
Filemos liiror|nuu-!vas' REl^TER .
PRENSA ASOCIAD. Todas las columnas, artículos y opiniones publicados en nuestras páginas son responsabilidad entera de sus autores y no reflejan necesariamente
I el pensamiento de este diario,
[Reservamos el derecho de aceptar y publicar cualquier artículo inédito o aviso publicitario. Todos los avisos publicitarios, fotografías y textos publicados son de exclusiva propiedad de El Popijlar.i Reproducción parcial o total sin previa autorización constituye plagio ante la ley. Second Class Malí No.2553. Postage Paid at Toronto.
Published Monday, Wednesday, Friday Sauiida\ MI Righis Roscr\cü Dcrodios Rcscrsados 19K5
^ -.1 "2413 Dundas St.West^ Toronto, Oniariu Canadá M6P-Í
Teh-SS 1—2495 y 531—2496
Ouárte:yiajó cei::V2efiie^.:a^^^ ciudad' dé'SesoVí; én^^el:-esie El Salvador -lugí^ elegido para las primeras conversaciones de paz desde 1984- aún cuando la-guerrilla había dicho que nc/asistíría debido a que las medidas de seguridad eran i inadecuadas.
Mientras en oAros sitios h artillería del ejérciio bombardeaba las posiciones guerrilleras, Duarte "cañoneaba verbalmente a los rebeldes.
En un discurso a los campesinos; iraió de dramatizar el retiro de los rebeldes dé las conversaciones, destacando al mismo tiempo su propia presencia como un ejemplo de "voluntad firme" de paz, dijeron diplomáücos.
Cientos de empleados públicos fueron trasladados en camiones a Sesori para presenciar el acóniecimiento, al l| que también asistieron importantes funcionarios del gobierno y diplomáticos extranjeros, incluido el embajador de los Estados Unidos Ekwin Corr.
Pero la población de Sesori, ubicada 145 kilómetros al este de San Salvador, parecía poco convencida con el despliegue.
"Duarte puede decirnos lo que quiera, pero los hechos son más importantes que ias palabras", dijo la comerciante Anita Quinteros.
Diplomáticos dijeron que el fracaso de las„proyecíadas conversaciones disminuía las ya vagar'^ésperanzas de poner fin a los derramamientos -de sangre que ha provocado 60.000 muertes de civiles desde que ios problemas económicos y sociafes encendieroií la guerra civil hace unos siete años.
El Frente Farabundo Martí de Liberación ¡nacional (FMLN), una coalición de cinco grupos rebeldes, baso su no asistencia a las conversaciones en la negativa del ejército a retirar sus tropas de Sesori tal como lo había hecho antess de la primera de dos rondas previas de conversaciones mantenidas*en la aldea montañesa de La Palma en 1984.
Diplomáticos dijeron que la negativa del gobierno a retirar las tropas reflejaba un endurecimiento en la posición negociadora de: Duarte desde que las dos entrevistas de 1984 finalizaron en un punto muerto, con: la guerrilla reclamando un poder compartido y el gobierno sosteniendo que los rebeldes debían deponer las armas y participaran en las elecciones.
.Agregaron que la última oferta de de Duarte de mantener conversaciones pareció motivada más por el dese<.^ de distraer la atención de los graves problemas. ;esonomiGó§-y/ recuperar;., eí :;.menguadór'^apoy,o^ :de ^una
________________ DUARTE charla con un
©©rrellgionario Demócrata Cristiano, e! Pf@si€i@nt© úe Qyatemala, VIN3CI0 CEREZO.
población fatigada por la guerra, que por la posibilidad de avanzar en las negociaciones.
Cuando Duarte ascendió al poder en 1984. prometió poner fin a la guerra.
Pero los diplomáticos dijeron que su capacidad para negociar con los rebeldes se limitaba al poderoso ejército salvad9reño que. junto con su respaldo financiero, los Estados Unidos, se inclinarían más por una victoria militar sobre los'^rebeldes que por la perspectiva el poder con ellos.
En sus comevvníarios del viernes. Duarte evitó mencionar la ruptura en las conversaciones preliminares par|á' el encuentro cuantro días antes, sugiriendo que todavía era posible que la guerrilla asistiera. 1 "Estamos aquí esperándolos, de modo que si me están escuchando,.recuerden que teníamos una cita aquí", dijo Duarte, dirigiéndose a los ausentes guerrillefe«s^
Duarte dijo que la actitud de la guerrilla era irracional ya que las razones para su lucha ya no existían.
Declinó especificar si el gobierno aceptaría la propuesli^ guerrillera de continuar las conversaciones preparatorias para una conferencia de paz en una nueva ei>trevista a fin este mes.