El Popular, Jueves 13 de Enero de
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LA HISTORIA NUNCA REVELADA, Viene de la primera página
Por Robert i. JOHNSON
a pemciista norteamricano, autor, de este reportaje, fue testigo de los acontecirrtientos que se describen y que hoy traemos a estas páginas. Además de é/, sólo dos hombres, ya rriuertos, conocieron perfectamente la tramé de la conspiración: el generalísimo dominicano, Rafael L Trujillo Molina y el comandante del su Servicio de Inteligencia Militar, Johnny Abbes.
EL mayor Manoío Hernández miró a la esfera íle su reloj de pulsera Eran exactamente las 10,10 de la noche cuando los guardias trajeron al soldado de fortuna norteamericano ya su joven ayudante ante el paredón repletó de agujeros de balas, conocido con él nombré de Laureles. El grupo condujóa ambos hombres ante el paredón de fusilamiento. Él hórleannericano se acercó al joven capitán a cai-go del pelotón y lo abrazo ligeramente con ambas manos, a lo que el oficial respondió con igual gesto. Hernández apreció el gesto; el norteamericano había mostrado debida correción: Era un pipfesiónál y no guardaba sentimientos personsale^ contra el capitán,^ consudet)er. • ^ El norteamericano fue coriducido nueva? mente hasta él paredón, donde permaneció junto ¿su ayudante Ambos rechazaron la oferta de pañuelos para taparse los ojos, y sus miradas resistieron, impasibles, las luces que bañaban el ájtio. El capitán dio. entonces, una orden: -r-*fe'otón, aterición». Los rifles se afinaron fraciaelparedón. «jFuegol>>. La metralla de los fusiles arrancó a los dos hombres del suelo incrustándolos casi éh Ja muralla El capitán s© acercó a los cuerpos, dándoles el tiró de gracia epfla-nüca ■' ■ «^Morgan murió bien», murmuró Hernández. 3 Temprano, a lá mañana siguiente, el 14 de marzo de 1961. íá noticia de la ejecucuón de Morgan llegó a laRepública Dominicana: Detallados informes sobre las últimas hprás de Morgan llegaron a través dé téletipoé,^í celosamente vigilado Palacio Nacional, en la entonces «Ciudad TrujIllo». ¿Habla sido Mói'gan. una especie de genial conspirador? ¿O fue simpl©-rpriente un mercenario ávido dé dir»ero? Mi opi-nión es la última.
Ciertamente Morgan no había lucido ni actuado como úñ maestro de la intriga. Recio, de f^ cuadrada y ojos fieros, tenía las maneras y él lenguaje de un exconvicto, lo que era. Para él, la traición era algo natural. Su único credo «hacer a los otros antes.de que ellos te lo hagan a ti». Este agudo sentido de precaución se acentuó más cúaitido yo entré al servicio del dictador del Caribe: generalísimo Rafael Leónidas Trujillo :>Molina... ■.:
La Cuba del año 1958 estaba hecha para hombres como Morgan. La revolución de Castro contra Fulgeríció Batista estaba en todo su apor géo y ntultitud de legionarios extranjeros se unían a lá causa rebelde. Cientosde horteáme-ricanós contrabandeabian armas paraíasguerrir Has t> peteábar^ juntó a Castro en las lomas.
] VA AL ESCAMBRAY
Peroel caso dé Morgan fue único. Virtual-:\y. mente todos los otros voluntarios extranjeros estaban trabajando con el Movimiento 26 d© vulió, de Castro. Por pura casualidad Morgan fue alistado por urt minúsculo grupo de exiliados que a la Véz ayudaba a una pequeña guerrí^ llaen las montañas delEscambray, en las Villas, Cuba. Las fuerzas principales de Castro consistían e^n varios miles al Éste de las montañas en ta provincia de Orienté. Las fuerzas dé Las Villas sé * autonombraron el «Segundo Frente». Y opera-;>toah con total independencia dé Castro.
La Itégádadé Morgan ai Escambray galvanizó esa guerrilla. Pronto, Morgan estaba al mando V del pequeño grupo rebelde. Y su éxito fue espectacular.
En quince oportunidades condujo asushom» bres a la victoria lo que motivó que poco después se les diera nombre d súra»; La fama de Morgan creció. Para las gue= ^ risillas de Las Villas, el rudo confidente nortea-mei^fóano tipificaba al líder qué nunca había tenido. Reclutas comenzaron á llegar al Segundó Fréntéí A fines de 1958, Morgan dominaba un tercio de la provincia de Las Villas.
Militarrnente, el Segundo FrenteMorgan fue fhás importante que la remota fortaleza de Castro en las montañas orientales de Cuba. El ' Escambray» está al centro de esta isla de 750 ^ Imillas da largo y a menos de 200 millas de La Habana. Las especulaciones crecían en en el I sehtido^e que las fuerzas en el Escambray: eVentuaimente ocuparían La Habana y procla-> maríah su propio Gobierno antes de que las fuerzas dé Castro llegarari En octubre de j 958,^^ dos óolumnas de guerrilleros castristas se abrieron paso desde Oriente hasta el Escambray. Los hombres de Morgan no se mostraron ' muy contentos con los récjeh llegados. Varios choques ócúrrléroh entre los dos grupos rebeldes y en cierto rnOmento sé llegó a otra guerra civil dentro de la guerra civil. Al últimomihúto ' Un acuerdó fue adoptado. El comando dé Mor-" gan fue reconocido por los rebeldes de Castró y .:■ recibió el grado de comandante, él rango más altadelejército rebelde. Y Morgan consintió en colaborar con las fuerzas dié Castro.
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CAPTURAN SAF3TÁ CLARA
Eh diciembre de 1958, Morgan y sus nuevos ' aliados lanzaron una ofensiva mayor. Abandonando las tácticas de guerrilla los rebeldes bajaron dé las lomas en un asalto frontal a Santa Clara, la capital dé la provincia; El ejército de Batista, desmoralizado, fue definitivamente derrótate. La victoria terminó lá guerra. Cuando todavía se encontraba Castro en sus remotas montañas, eri la mañana del primero de enero de 1959. Batista secretamente abordó un avión eri el aeropuerto militar de La Habana y huyó a la República Oominicána. ^ Seis horas más tarde, Morgan ocupó laciudad de Cienfuegos. Dos días después, marchó con sus tres mií hombres del Segundo Frente sobre La Habana, una semana antes oue Castro. Los
hombres de Morgan ocuparon el Palacio Presidencial y convirtieron el hotelHabana-Hilton en barracas. También ocuparon enorme cantidad de municiones pertenecientes a las fuerzas derrotadas del ejército cubano. Y el escenario quedó preparado para una nueva confrontación entre Morgan y Castro.
Pero el encuentro nunca ocurrió. En vez de ello, públicamente prometió lealtad a Fidel. Ordenó á sus tropas salir de Palacio y entregó la mayor parte délas armas. A cambio de ello Castro ordenó para él un sueldo de 125 dólares al mes, como comandante, pero por sólo dos meses. El primero de marzo de 1959, todo lo que quedaba de los famosos «Tigres de la Espesura» noerasino un débil grupo de devotos seguidores, eñ un piso én el hotel Capri y una lujosa mansión «liberada» en un elegante reparto residencial. ■
SE'QUI^^
Morgan no era feliz. Más que bebidas quería dinero. Un millón de dólares,' para ser exacto.
«Exactamente», un millón de dólares, dijo en ^oz chillante. «Un millón de dólares. —Dígale a esos ricos exiliados en Miami que yo me encargaré de sacar al bastardo del Gobierno por un millón de dólares- Por un millón de dólares volveré las armas del Segundo Frente contra Fidel y apretaré el gatillo.»
El que escuchaba a Morgan, Frank Nelson. rico norteamericano en Cuba, había invertido el tiempo y el valor de una semana de sü tiempo, para lograr escuchar a Morgan esas palabras. Morgan se torció contra Castro. Nelson tomó ©I próximo avión hacia Miami.
. ; . : ESCRBE ATRUJfiiLLO /;
Mientras que Morgan vivía entre Iujos en La Habana, yo me sentaba a mi mesa del Palacio Presidencial de la República Dominicana y un día especial, comencé a 'leer tres cartas. Esas cartas eran de Morgan a Trujillo. Yo era el ayudante del Generalísimo por muchos años, de su Servicio de Inteligencia.
Morgan pedíaayuda a Trulilloparaderrocar a Castro, pero necesitaba armas y dinero. Especialmente dinero. Para mostrar su buena f©, Morgan describió planes de Castró para invadir la República Dominicana, Nicaragua y Panamá. El peor peligro proviene de Fidel, agregó, pero yo me encargaré de quitárselo de encima si usted financia mi Segundo Frente;
El Generalísimo me había enviado én varias oportunidades a Cuba durante la guerra contra Batista. Trujillo queria saber por qué las tropas de Batista eran tan inefectivas contra las guerrillas, Durante mi estancia en Cuba, me interesé porél feudo existente entre el Segundo Frente y Castro. Ambas facciones eran antitrujillistas. Ambas eran un peligro para Trujillo. Sinembar-go. el movimiento rebelde se dividiría totalmente si un verdadero conflicto explotara en su seno.
Yo dirigí una unidad de inteligencia y me di a provocar y agitar problemas entre las dos facciones. Ocurrieron Incidentes por los que cada banda acusó al otro. Y surgieron los rumores d^ división.- ■ •
TftüJÍLLO, IMPACSENTE
«Todo Iq que quiero es su opinión so,bre un punto —dijo el Generalísimo con/impaciencia-^. $e supone que usted conozca el Movimiento Escambray. Usted.es norteamericano. Morgan es riorteamericano.¿ Hasta dónde puedo confiarme en éi?» |
«No sé. jefe, admití con cierta debilidad. Estoy tratando de investigarlo. Su pasado es bastant©
«No me importa su pasado. Todo lo qué quiero saber ©S-si puedo confiar en él.»
«Bueno, jefe», dije excitado. «Supongo que podemos trabajar con él. Pudiera ser útil. Pero reairnehte no pienso qué sepamos suficient© acerca de él como para confiar abiertamente.»
En realidad yo estimaba qué la situación cubana era tan confusa, qUé el momento no era bueno para apostaren grande por ningún grupo o individuo y particularmente por un hombre como Morgan. Y me cuidé de señalar bien ésto último, quedando el Generalísimo satisfecho por el momento. ; Fué entonces que Frank Nelson aparecióen 5a
escena. ■
EMISARIO
Un cable en código llegó del Consulado G@-neral Dominicano en Miami, donde decía que un emisario de William Morgan había llegado a la Florida y se había procurado apoyo de poderosos cubanos en el exilio en un esfuerzo total para derribara Castro. Pero se necesitaba ayuda de Trujillo. Sólo Trujillo tenía éí poder y los recursos para garantizar la victoria; Ei emisario de Morgan se llamaba Frank Nelson. Y vino a la República Dominicana a conferenciar.
«El jefe», aún antes dé que Frank Nelson llegara, estaba ya entusiasmado,con la conspiración y queria una parte de su gloria. Yo fui designado como üficialde enlacé con Morgan. El coronel Johnny Abbés, eítipéjoquecomandaba a los temidos miembrosde la pólicíasecretay el cubano Policarpo Soler, titulado ahora general, pero no más que un peligroso matón cubano, y. verdadero sicópata, trabajarían con Morgan en su «Contrarrevolución.»
En realidad me sentí feliz con estar en gundo plano por el momento.
HABLA CON TRUJILLO
El 12 de marzo de 1959, Frank Nelson tüvauna corta y amigable entrevista con Trujillo, donde el visitante dijo que Morgan reactivaría el Segundo Frente por la suma dé un millón de dólares. Trujillo ni siquiera pestañeó. «Muy bien, dijo, Morgan tendrá medio millón de dólares ahora, y el resto dos semanas antes de que lancé la invasión. También recibirá cien mil dólares además de la primera cantidad.» Dos días más tarde Nelson estaba en La Habana. Entregó a Morgan mil billetes de cien dólares cada uno.
Dos semanas después. Morgan voló a Miami y fue directamente al Consulado Dominicano. Otro medio millón dé dólares le esperaba. Regresó a La Habana, pero no con el medio millón. Hoy en día muchos insisten en que ese dinero está en alguna bóveda bancarla de Miami. Nadie lo sabe seguró.
Probablemente, por vez primera en su vida, poco después, el Generalísimo,desestimó a su afamada «Red del terror», y a su aparato d© espionaje. Ignoró todos los reportes de inteligencia. A lo largo de todo el proceso con Morgan pareció depender solamente de su intuición. Y por vez primera, me pareció que «El jefe» estaba perdiendo sus contactos con la realidad. Sin embargo, me autorizó a emplear mis propios informantes en Cuba para dirigir la operación.
Eso fue importante —o debió serlo-— porque nuestra Inteligencia.militar en Cuba había sido virtualmente aniquilada en ios primeros meses de Castro en elpoder. Esto no se debió aqueta contrainteligencia cubana fuese eficaz^ sino más bien porquelos agentes de Trujillo eran en su mayor parte oficiales corrompidos del ejército, la policía y algunos políticos de segunda línea, quienes fueron barridos en las pugnas organizadas por el nuevo régimen.
ERA ÜM FARSANTE
Morgan no tenía en marcha conspiración alguna. Más bien dirigía lo que podíacomparai'se a un carnaval. Además de su Segundo Frente, los ganaderos, los azudareros y sus «oficiales del Gobierno». Morgan había estado pactando ooridtros grupos hostiles a Castro. Cuando menos de cuarenta y tres organizaciones diferentes se mezclaron y aún n^ás. Desde un punto de vistade seguridad, esto sencillamente no podía triunfar. /
Esto me indujo a preparar otro memorándum diciendo: ésto no es un fraude. Es una trampa. Es inconcebible que Fidel ignore lo que viene sucediendo. «Él jefe» leyó el reporte. Frunció su entrecejo y yo creí que me había dado la razón. Trujillo estaba disturt)ádo. Sin embargo, llamó a Johnny Abbes y el super espía Johnny lo tranquilizó, diciéndole que Castro temía moverse con-traMorgan.
Entonces yo traje una opinión autorizada para apoyar mi punto de vista. El general Arturo Es-paillat, un viejo profesional de la inteligencia y el hombre que había dirigidoel espionaje trujitlista cuando Johnny aún era desconocido.
«Jefe», dijo Arturo al Generalísimo, «se viene hablando de la conspiración de Morgan en todos los bares de Miami. Esto es ridículo. Tiene ser una trampa».
BATISTA CONTRIBÜYi
La única reacción de Trujillo fue la de invertir otro millón de dólares en la trama conspirátoria. (Incidentalmente, el millón no provino de Trujillo esta vez sino de un reclutante de Batista, todavía residente en la República Dominicana. Batista no había contribuido a la causa. Y el «jefe» envió el mensaje dé que mejor se ponía con un millón de dólares u ordenaría que lo lanzaran de un precipicio. Batista vio la luz de repente.)
Todas las filtraciones en la seguridad del movimiento se convirtieron en un^rente dé publicidad a fines dé mayo cuando agentes aduaneros de Estados Unidos, en Miami, sorprendieron un contrabando de armas de Trujillo en el gur de la Florida
La gloriosa contrarrevolución lucía un jsoco nfíés real desdela República Dominicana. Cientos de voluntarios europeos habían llegado e integraron una Legión Extranjera Dominicana.
Morgan ahora estaba en contacto casi diario con Ciudad Trujillo. Quería más armas y dinero. Trujillo le respondió que no daría más dinero y que hiciera que «esos malditos exiliadps de Miami pusieran el dinero que habían prometido. Ellos son ricos».
El 28 de julio, Morgan y tres ayudantes volaron a Miami, causando cierta tensión en jos círculos de la conspiración. Los exiliados le siguieron eh sus pasos. Y también los agentes de Trujillo. que ©nViaban ¿ables detallados a Palacio, cada hora. También el FBI se mostró interesado.
Pero a Morgan parecía no importarle. Con sus ayudantes, se registró en un iujóso hotel y seguidamente marchó feliz y contento a inspeccionar ta última adquisición de la conspiración Morgan: un estilizado yate de 73 pies de largo, amigable donación de un millonario exiliado.
Las donaciones llegaron y en tres días recaudó unos 172.(X)0''dólares, que puso en cajas dé cigarrillos vacías.
Dos días más tarde, el yate entró a una pe-^ quena boca de agua cercana a La Habana. Y la cuestión del pago a la tripulación norteamericana quedó inmediatamente i^suelta cuando desembarcaron. Todos fueron arrestados por la policía secreta d^ Castro.
PREPARATIVOS FINALES
En la República DomihiCána, mientras tanto, los preparativos finales marchaban a toda velocidad. Cuatro aviones de transporté y seis aviones cazas, modelos P-51 mostraban en nueva y fresca pintura las insighias de las Fuerzas Aéreas de Castró! Pilotos exiliados cubanos fueron informados en torno a detalles de su próxima misión al Escambray y aotras partes de Cuba. Las tropas de la Legión Extranjera estaban listas para la acción. El Ejército de Liberación de exiliados cubanos, unos cuatrocientos hombres, estaba preparado para el ataque. Otros tres aviones de transporte estaban listos en pequeñas pistas en las afueras de Miami. La coionia Caribe en la ciudad mostraba excitación; latan
esperada invasión estaba a punto de comanzar.
Pero aunen el propioInstante en qualas preparaciones casi terminaban, las dudas en tomo a la operación crecieron enormemente.' El «general» Policarpo Soler súbitamente ganó su cordura y decidió que necesitaba unas vacaciones en España, trujillo se negó aello y más tarde ordenó que lo mataran a tiros. El comandante del «Ejército de Liberación» en el exilio admitió que temía una trampa. Nuestros cubanos en Miami estaban casi desmoralizados debido a la conf usióny las sospechas. Aexcepción deTrujl^ lio, sólo Johnny Abbes estaba deseoso dé continuar el plan acordado.
«El jefe», desde luego, tenía sus dudas^ Pero tampoco quería detener la operación. Su orgullo personal estaba en juego. Quizá aún su misma supervivencia.
GOLPE FINAL
Arrestos en masas en La Habana comenzaron la noche del 9 de agosto. El lugarteníente en jefe de Morgan, el mayor Eloy Gutiérrez Menoyo. convocó a todos los miembros del Gobierno Provisional para una «reunión final». Ciertamente iba a ser la final. Cuando la mansión estaba llena de cientos dé líderes de la conspiración, las tropas de Castro entraron en escena y los arrestaron. Trampas sirhil,ares fueron preparadas a través de toda la ciudad. Esos fueron los
primeros de miles rnás Que habrían de ser arrestados en e curso oe una semana. '
El 10 dé agosto. Morgan hizo contactos con Ciudad trujillo por radio. Estaba de nuevo en la sierra de Escambray, dijo, y la gran contrarrevp-íución había sido lanzada. Su Segundo Frente de tropas estaba atacando la ciudad de Trinidad y su caída era esperada de un mon;iento aotro. E invocó al Generalísimo a comenzar la invasión. Pero «el jefe» no queria comprometerse. Por primera vez en su vida, Trujillo estaba totalmente confundido.
Durante los próximos trefe días, la vida en el Palacio Nacional y en su ¡Inteligencia Militar, consistió en un ciclo de conversaciones radiales con Morgan. Estas eran seguidas por reuniones confidenciales para analizar lo dicho. Mprgan hablab^a porhoras. Y más que nada pedíaarmas.
«No mé dejen caer ahora, muchachos. Necesitamos ametralladoras calibre cincuenta, ba-zookas y municiones. Tenemos que te|nerids de inmediato. No me dejen ahora, muchachos.»
Nuestro grupo cortó las comunicaciones y se reunió. Morgan no pedía hombres, solamente armas. Es una petición lógica Despuis de todo puede ser qué no se trate de una trampa. Hagamos la prueba. Y volvimos al aire...
A fin de cuentas se decidió enviar a Morgan un avión cargado de armas. Un avión de la República Dominicana lanzó armas en paracaidasen un punto indicado por Morgan, cerca de Trinidad. Morgan pronto volvió a la radio para contestar porque la mayoria de las armas habían ido a volar al mar.
Las transmisiones continuaron toda la noche. A la mañana siguiente Johnny anunció sencillamente que Morgan había capturado Trinidad y su aeropuerto. La fase dos de la operación " había comenzado ahora: el arribo de las tropas; Morgan comenzó a hablar de nuevo.
Esa tarde un avión aterrizó en el aeropuerto dé Trinidad. A bordo del misnpo un sacerdote español y numerosos de nuestros cubanos. Todo parecía bajo control y el grupo volvió nuevamente a Santo Domingo, convencido.
DECISIÓN FINAL '
Fu© Trujillo quien tomó la decisión final. El reconocimiento aéreo a Cuba había probado qué nó se trataba de una trampa. La invasión continuaba como se había planeado. A excepción de Abbes, el resto de los líderes de la conspiración tenían dudas.
Mientras, Morgan volvió al aire. Pidió, rogando, especialistas en artillería. «Mándelos en el próximo vuelo a Trinidad. Es urgente».
Morgan recibió sus especialistas la mañana siguiente. Un avión de Santo Domingo aterrizó en el aeropuerto de Trinidad y la fantasía terminó bruscamente. ,
Los soldados de Castro subieron a bordo y anunciaron qué los diez tripulantes estaban arrestados. Elcopiloto abrió fuego y mató aséis EN LA HABANA
En La Habana, el último remanente del grupo de Morgan estaba siendo aplastado. Miembros de ios productores de azúcar y ganaderos fueron arrestados en masa. Más de seis mil personas fueron a la cárcel.
Para Castro la^onspiración fue «La Carcajada del Año». Hizo que sus prisioneros desfilaran ante las cámaras de televisión,'en Radío Centro y celebró a Morgan con esta frase: «Nacido en la tierra de Lincoln, mi amigo William es aquí un real cubano. No puedo decir en palabras la profunda gratitud que nuestro pueblo Te tiene a este héroe del Segundo Frente Escambray, y por su gloria en la lucha libertaria. Hoy élañadió a ésta un nuevo capítulo por su decisivo papel en la derrota de la conspiracjón dominicana.
«Todas las fuerzas que se mueven en la sombra han sido frustradas por las rápidas y precisas contramaniobras ejecutadas por William Morgan. El estuvo a cargo de hacer fracasar la intentona.»
«Este bravo oficial rebelde ha probado ser útil en ta paz y en la guerra, sabiendo que ninguna revolución puede consolidarse en tanto sus enemigos no hayan sido derrotados. En la historia William será recordado como un hombre que ha demostrado saber engañar a la tiranía de Santo Domingo, causando su fracaso en una de sus mayores aventuras internacionales.» Morgan tomó el micrófono: «El chiste más fantástico en la historia de América ha terminado. Le hemos puesto a Trujillo un rabo, un rabotan grande como el Carit)e.»
¿Cual era la verdad tras la historia de la conspiración de Morgan? ,
La verdadera historia quizá no sea totalmente conocida porque el único hombre que puede contarla há muerto. í
Morgan fué un héroe nacional después de su aparición en la televisión. En todas partes era aclamado. Y hasta los más fidelistas cantaban «Morgan sí. yanquis no». Pero su papel de héroe no duró mucho. .