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Por HUGQ 3AB0GAL
MIAMi - Recientemente, un viernes por \^ noche, milSones de Estadounidenses se emocionaban con las escenas acción que vetan en las pantallas de sus televisores : Sonny Crockett y Ricardo Tubbs, ios detectives de la serie "Miami Vice", (superaban a fuerza de astucia y tiros a otro sórdido traficante de drogas Sudamericano..
Pero miles de Colombianos que contemplaban el mismo programa se sintieron disgustados. Una vez más, sus compatriotas habían sido presentados como villanos, ladrones y asesinos. Una vez más, su país de origen era descripto al público Estadounidense confio la capital mundial de la cocaína;' Desde fine^ de la década del Setenta, esa imagen manchada ha estado siendo nutrida por titulares sen-sacionalistas en los periódicos y escenas de allanamientos por drogas en los noticieros nocturnos de la televisión. Las versiones de ficción ofrecidas por el cine y la televisión han reforzado la imagen de una conexión Colombiana con la cocaína. Los Colombianos radicados en Estados Unidos fueron testigos con-^ sternados del nacimiento de un estereotipo : la palabra "Colombiano " se convirtió en sinónimo de drogas y crimen.
ES FACÜIL ¡SER COLOMBíANO °° ..
" Estos días, no es fácil ser Colom» bjano '-i escribió la periodista Cecilia Rodríguez en una columna publicada recientemente en un periódico dé California. Algunos Colombianos sé han vuelto tan aprensivos que dicen a ios desconocidos que ellos provienen de Puerto Rico, Perú o algún otro país Latinoamericano.
Los sentimientos expresados por Rodríguez reflejan a los de muchos de sus compatriotas que viven en los Estados Unidos y están ansiosos por qge todos sepan que la mayoría de ellos son gente que trabaja duro y respeta las leyes.
De hecho, tantos Colombianos honestos se encuentran perturbados por el perfil distorsionado que se ofrece de ellos que se está formando espontáneamente un movimiento de base para contrarrestar ese estigma. En Nueva York, Chicago, Los Angeles,
"NMiami y otras ciudades, los Colombianos se han agrupado en organizaciones que tienen parcialmente como meta recuperar su
-^uena reputación.
Vi Los Colombianos deben publicitar sus buenas obras para contrarrestar a la mala publicidad que generan unos pocos de ellos", dice Lucía de García, una residenta de Los Angeles durante tos últimos veinte años que en 1986 fue seleccionada como la Mujer Hispana del Año por la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos ÍLULAC).
La manifestación más visible de es© consejo es el número de
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celebraciones organizadas por los Colombianos en julio para marcar el Día de la Independencia de su país y demostrar sus virtudes cívicas. Para muchos, se trató también de una forma de reafirmar sus convicciones :como^Estadounidenses relativamente nuevos.
Miami contó con dos. de estas fiestas patrias, las que atrajeron a más de 100.000 visitantes. La ofrecida en Nueva York contó con la concurrencia de unos 400.000 hispanos, en su mayoría Colombianos. El aniversario de la Independencia fue marcado también por los Colombianos de Chicago, Los Angeles, Washington e In-dianápolis.
El Alcalde de Nueva York Ed Koch invitó a Colombianos prominentes al Concejo Municipal para celebrar so
soliciten
la
ciudadanía
OFICIALMENTE. 160.000 COLOM= BIANOS
han estado inmigrando ©n pequeñas cantidades desde comienzos del siglo, pero después de la Segunda Guerra el número de inmigrantes comenzó a crecer. El censo de 1980 identifica a menos de 150.000 personas de origen Colombiano residiendo en los Estados Unidos, pero estimados no oficiares llevan el total a un millón de Colombianos, buena parte de ios cuales se Shallaria n©galm©nte en ©í país. Hasta fines de la década del Setenta-Ios inmigrantes Colombianos vivían sin llamar la atención y sin problemas. Pero el tráfico de drogas en rápida expansión de la presente década volvió objeto de la atención pública a un pequeño pero muy activo submundo dé la droga, ennegreciendo la Imagen de todos los Colombianos. Incitadas por una reaccion de hastio ante lo que ocurre, lad cpmunidades e olo m b i a n a s han cb m e nz ad o a organizarse y luchar, aunque todavía en una escala limitada. Las coloridas y ruidosas celebraciones del 20 de julio atrajeron alguna atención del público, pero sólo brevemente. Debería aplicarse un método más profundo, estima el ©mpresarlo Fernando Cerrato de Miaríiii, quien-se convirtió ©n ciudadano Estadounidense durante las masivas ceremonias de naturalización que tuvieron lugar en el fin de semana de la Estatua de la
" Si hemos decidido vivir aquí, tenemos que ser ciudadanos responsables", dice. " El futuro de nuestros hijos depende del futuro de esta nación. Una vez que nos demos cuenta de ello, estaremos en una mejor posición para respetar a éste país y tambiéirt proyectar una mejor imagen de los Colombianos en los Estados Unidos".
Confirmando sus palabras con los hechos, Cerrato ha ayudado a crear la C o a I i c i ó n N ac i on a I C o I o m b i ano -Estadounidense (CANO, cuya meta es persuadir a los residentes Colombianos de larga estadía para que
w«8.,iica, y espera contar con filiales en Nueva
' Washington antes, de. qua^ termine el mo.
Unidos comenzarán a desarrollar una base de poder que los alentará a volverse más activos en el proceso político Estadounidense. A su vez, esto creará una mejor y más destacada imagen pública de los
Lucero Hincapié es una residenta de Chicago CQn raíces Colombianas que colabora con el Centro Cultura! Colombiano de esa ciudad.-Se trata, de una de las cuatro organizaciones for-^ madás por su pequeña: pero muy ac-
Como ocurre con otros Colombianos^ le preocupa la percepción de su patria natal y sus com-que se está difundiendo en Un!
cambmr esa imagen', destaca, señalando que la situación
mejor, aunque algo lentamente. Lucía de García, que insta a los Colombianos desde Los Angeles a que publiciten sus buenas obras, practica lo que predica y no es tímida para ©oníar su propia historia de éxito en Sos Estados Unidos. La propietaria de" Elán ", un servicio que promueve los negocios internacionales,, combina las citas profesionales, los viajes, una extensa actividad de servicio comunitario y el cuidado de su familia en una intensa agenda cotidiana. Ella mantiene su
firmemente su futuro con el de su país de adopción.
" Es posible ser un Colombiano Estadounidense sin perder nuestra Identidad de origen, sin abandonar nuestra herencia cultural", afirma." Debemos respetar nuestra cultura. Muestres niños son ciertamen
privilegiados, contando como lo hacen con dos culturas y dos idiomas." Como García, muchos otros Colombianos radicados en comunidades d@ los Estados Unidos brindan un ejemplo positivo con sus propias vidas y actividades.
La creciente presencia de " buenos " Colombianos en la sociedad-Estadounidense ha inspirado a Nancy Pu lee lo de M iam i, a pubi icar u n directorio anual de sus compatriotas llamado " Colombia en Estados Unidos ". La publicación, que se halla en su segundo año de existencia, incluye a los nombres de casi 50 asociaciones de Colombianos que funcionan activamente en ciudades que van desde Boston hasta Washington. La lista de prominentes Colombianos Estadounidenses incluida en el directorio menciona desde la novicia actriz de Hollywood Begoña Plaza hasta Fuad Reveiz, el 'place kicker' de los Dolphins, y desde la presidenta de lá Agencia de Adopciones de Chicago, Zaida Valtejo, hasta el joven político William Albornoz de Florida.
PRIMER ESTADOUNIDENSE
Albornoz, un abogado de 29 años de edad y candidato a legislador estadual de Florida en la elección a celebrarse la semana próxima, ©s considerado
como el primer Colombiano Estadounfdejise qu® aspira si un cargo político en su país adoptivo. Una de sus ambiciones es " hablar por tos Colombianos desde el centro dei
deseos y esfuerzos de Albornoz, Cerrato, García y otros Colombianos que también están tratando de atraer a sus compatriotas a un esfuerzo coordinado e incluso nacional para mejorar su imagen no son fáciles de concretar.
Pero, a pesar de reveses, los
esfuerzos individuales continúan atacando la indiferencia y la falta de acción conjunta, en procura de la recuperación para todos los Colombianos de la buena imagen de que