IMPUESTO Y CERVEZ
Lu^go de convertir en Ley al cobro del impuesto! a las ventas sobre una amplia varieda^ de productos y servicios, los conservadores de Ontario decidieron endulzar la pildora con el anuncio de que, regiilaciones y aprobaciones municipaleis mediante, los espectadores de tres Estadios de la provincia podrán comprar allí su cerveza para amenizar la jornada deportiva.
El singular cambio de postura de los Tories, quienes hasta ahora se habían opuesto acérrimamente a mezclar las bebidas alcohólicas con el deporte indica que la reacción frente al gravamen impositivo de golosinas, revistas, comidas de menos de. $ 6 de costo, ,productos higiénicos para la mujer y otros bienes y servicios -igualmente populares ha sido muy negativa. De allí la necesidad de la maniobra cervecera, que, según ¡muchos observadores, se puede inscribir en la lista de imitaciones de María An¡tonieta, por aquello de que afalta de pan, buena es la borrachera en el Estadio.
La iniciativa alcohólica también serviría, aparentemente, para crear un mejor nivel de receptividad para la eventual decisión del régimen de William Davis acerca del control de salarios en Ontario, ya sea que afecte únicamente a los trabajadores del nivel provinciíjil de gobierno o a todos los que aún cuentan con un empleo. Restringir los ingresos de la masa dé la población mientras se dejan intactos los de la minoría privilegiada es el tipo de medida que siempre halla un eco positivo en tos corazoncitos Tori/ís por lo que es muy probable que aprovechen la oportunidad de implementarla que le^ ha abierto Fierre Trudeau.
Aunque cuentan con una mayoría absoluta ífc bancas en la legislatura, los Conservaaores dispondrían también del respiaido del Partido Liberal de Ontario para esita cruzada contra el poder adquisitivo de los trabajadores. David Peterson, flamante líder de los "Grits", se ha desvivido por subrayar que los Liberales de la provincia no son la misniía cosa que sus correligionarios federales, pero la singular esquizofrenia desparece cuando se trata de la imposición del control de salarios.
Peterson ya ha indicado a los Tories que los apoyará si ellos se aseguran de incluir entre los damnificados a los on-tarianos que se ganan el sustento en el sector ¡privado.
La cuestión del control de salarios trizaría, de esta manera, a los diputados, con los dos partidos tradicionales en el mismo bando enfrentándose a los socialdemocratas del NDP,quieties se oponen a la medida sugiriendo,- en cambio, que la lucha antiinflacionaria debe centrarse en el control de precios y ganancias.
Al regreso de la vacación veraniega de la Legislatura, que se extenderá hasta el 12 de octubre si ios Tories se abstienen de una convocatoria más temprana para la aprobación del control de los ingresos, habría de anunciarse la convocatoria al comido parcial por la banca del distrito de York South. Su resultado no alterará la distribución básica de fuerzas en Queen's Park, donde hay 70 legisladores Tories, 33 liberales y 22 del NDP, pero, de ser favorable a estos últimos, produciría la Incorporación a la bancada de su nuevo líder,, Bob Rae, ex diputado federal y crítico para el área de la Economía del
Tal posibilidad, creada gracias a la renuncia del titular de la banca de York South durante 27 años, Donald C. MacDonald, ex líder provincial de los socialdemocratas, no le cae nada bien a los Liberales, particularmente luego de haber perdido su supuesto bastión de Hamilíon West a manos del NDP, en una reciente elección parcial.
Su candidato "estrella" para Ja disputa de la banca de Toronto Metropolitana será el concejal del Burgo de York John Nunziata, quien se hizo Liberal luego de desertar del NDP porque, según él, con los socialdemocratas "íe tienes que liar tus propios cigarrillos y vestirte con blue Jeans todo el tiempo".
A pesar de que confía en vencer a Rae porque a él lo conocen mucho en el Burgo, Nunziata ^ especula con la posibilidad de que los ciudadanos de origen italiano, el 25% de los residentes de York South, actúen como un rebaño y lo voten simplemente porque su familia también proviene de la peninsula."Mi padre piensa que si Italia gana la Copa Mundial el domingo (ayer), se°ré electo por amplio margen", dijo. "Por supuesto que si pierde ello no será' Un factor (en el comicio)". .
Con este tipo de candidatos, no es de extrañar que los Liberales hayan dejado de ser un factor relevante en la política de Ontario.
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, En estos días de fiebre futbolística, de guerras en el mundo y masacres indiscriminadas en varias partes de América Central e^ bien poco el tiempo que queda libre para leer cualquier clase de libro.
La semana pasada leyendo un informe de prensa en un recorte de un diario argentino eneoniré un interesante artículo relacionado con una oferta que hizo Anthony Quinn al escritor colombiano Gabriel García Márquez para comprar los derechos de su famosa novela Gien Años de Soledad y convertirlo en pelicula; El informe traía una declaración del artista de cine eo el cual acusaba á García Márquez de querer cobrar 2 millones de d(Mares por los derechos aí libro: un millón para él y otro para la revolución. García Márquez claramente molesto por este detalle escribió entonces un articulo en el cual explicaba .claramente su posiciión al respecto y de paso desmentía las aseveraciones de Quinn.
Leyendo un poco más tarde el último libro de García Márquez, más bien un libro de conversaciones con García Márquez del escritor colombiano Plinio Apuleyo Mendoza, titulado El Olor de la Guayaba, se da uno cuenta del cambio de percepción implícito en la obra literaria del autor de Cien Años de Soledad.
Este'libro para aquellos interesados en la obra dei colombiano es de lectura obligada, considerando que en él está incluida toda la carrera literaria del escritor, desde sus comienzos en El Espectador de Bogotá hasta su exilio en mékico y posteriormente en París el año pasado.
García Márquez, según suá propias ^ajabras, nos cuenta: **Gomence a escribir por casualidad, quizás sólo para demostrarle a üh amigo que mi generación era capaz de producíf escritores. Después caí en la trampa de seguir escribiendo por gusto y luego en la sitra trampa de que nada me gustaba más en el'^undo qUe escribir".
Gíprcía Márquez es quizás el más modesto de todots los e^ritores latinoamericanos en este momento. Su prolífica imaginación es totalmente áe^nudajia en las conversaciones que sostuvo coja Plinio y nos muestra que toda la magia implícita en sus novelas no es más que una ampliación de hechos reales que le han acontecido a través de su vida, comenzando en las calles polvorientas de su pueblo natal, Aracatac^ en la costa norte de Colombia, hasta las vacías noches en los subways de París cuando alguna vez tuvo que mendigar algunas monadas de los transeúntes para poder viajar o poder comprarse un café. Su imagen del París, dé los cincuenta, cuando era pobre y tratando de ganarse la vida escribiendo historias y cuentos para sí y para los periódicos, es la más triste de todas: "Había sido una noche muy larga, pues no tuve donde dormir, y me la pasé cabeceando en los escaños, calentándome en el vapor providencial de las parrillas del metro, eludiendo los policías que me cargaban a golpe porque me confundían con un argelino. De pronto al amanecer se acabó el olor de colifores hervidos, el Sen^ se detuvo y yo era el único ser viviente entre la niebla luminosa de un martes de otoño en una ciudad desocupada. Entonces ocurrió: . cuando atravesaba el puente de Saint Michel, sentí los pasos de un hombre, vislumbré entre la niebla la chaqueta oscura, las manos en los bolsillos, el cabello acabado de peinar y en el instante en que nos cruzamos en el puente vi su rostro, óseo y pálido por una fracción de segundo: iba llorando".
.Producto de esta época es su segundo libro: •'El Coronel no tiene quien le escriba". Por ese entonces sus manuscritos eran enviados a varios editores quienes parecían no notar en ellos ninguna cualidad literaria.v
Acerca de Cien Años de Soledad, su libro más exitoso. García Márquez se muestra tan modesto como "siempre.
¿Cuál fue tu propósito, pregunta Apuleyo Mendoza, cuando te sentaste a escribir Cien Años de Solead?
•'Darle una salida literaria, integral a todas las experiencias que de algún modo me hubieran afectado durante la infancia".
Muchos críticos ven en tu libro una parábola o alegoría de la historia de la humanidad.
"No, quise sólo dejar una constancia poética del mundo de mi infancia, que como sabes transcurrió en una casa muy grande, ;muy^:;ir5stev ;con. u
tierra, una abuela que adivinaba el porvenir y numerosos parientes de nombres iguales que nunca hicieron mucha distinción entre ía felicidad y la demencia".
Afortunadamente García Márquez ha tenido la capacidad y el sentido común de poner en palabras, elementos comunes de una vida que explican aspectos que pueden parecer fantásticos a muchos lectores, de ahí uno de las varias interpretaciones que su libro pueda tener en muchas mentes! en especial las mentes de los críticos. /
No es entonces de extrañar que varijas personas en el mundo del cine han querido comprar los derechos de su novela más ex liosa. Entre ellos están, además de Quinn, Francis Coppola, el genio cinematográfico que / produjo El Padrino, el italiano Sergio Le^ne y ' varios otros que se nos escapan ' de momento. Pero García Márquez se mantiene firme en su convicción deque en la mayoría de los casos es imposible hacer una buena" película de una buena novela y qi^e, porel -contrarío, siempre se terminan haciendo malas películas de buenas novelas. De ahí su reticencia a entregar Cien Años de Soledad, ni siquiera por un millón de dólares.
El libro, "El Olor de la Guayaba", se deriva de una frase que García Márquez profirió cuando tuvo que abandonar Colom-" bia hace más de veinte meses. García Márquez es un hombre que siente su tierra de una manera apasionada y feroz. Su per- . cepejón del mundo es relacionada con los sentimientos más primarios del hombre, Sü amor por su patria, Colombia, se reduce a una simpleza que pueda parecer desconocida' y aún ignorada para muchas person/is. Cuando García Márquez abandonó Go|/)m^ bia luego de haverse asilado en le embajada mexicana, al saber que los servicios de inteligencia del ejército andaban det5*is de él j>ara capturarlo por su supuesta «afiliación con el grupo guerrillero M-19, l0,único que dijo a ios periodistas que lo Rieron en el aeropuerto, fue,.que si algo iba a exírañar en esta nueva ausencia de su patria era ¿I olor de la guayaba. Para aquellos que uQ^-^aben \o que es una guayaba hay que explicar que una guayaba es una fruta, tal vez una de las más deliciosas frutas que crecen eñ la geografía colombiana. Lejos- de andar describiendo grandes dramas sentimentales o existen-' cíales, lo único que va a extrañar es el (3lor de la guayaba. De esa clase de percepción están llenos sus libros y sus escritos. García Márquez se diferencia de muchos otros escritores por ser capaz de imbuir en sus escritos, pequeños detalles de la vida cotidiana y hacerlos aparecer tal como son, sin decorados verbales grandilocuentes, 'sin.; hojarasca retórica que embadurne /el significado implícito de sus ideas. /Después de eso los críticos piensan que lo que han leído es "fantástico".
Como último capítulo en este libro García Márquez relata como hizo para investigar las vidas de los dictadores latinoamericanos antes de escribir El Otoño de un Patriarca. García Márquez vivía en Caracas durante la dictadura de Pérez Jiménez. En ese entonces el escritor se dio euenta que hasta entonces- nadie había escrito la novela del dictador latinoamericano y en la época era la primera vez que se veía la caída de un dictador latinoamericano. Después de este hecho histórico se dedicó a leer biografías de dictadores latinoamericanos. Su trabajo se convirtió en obsesión y de él salió ^l primer; manuscrito de El Otoño dei Patriarca.
Plinio Apuleyo Mendoza dice: "Entonces, recuerdo te dedicaste a leer biografías de dictadores. Estabas maravillado. Los dictadores latinoamericanos eran delirantei». Cada noche a la hora de comida contabas una de las historias encontradas én los libros ¿Cuál fue el dictador que hizo matar los perros negros?
"Duvalier. El doctor Duvalier de Haití, Papa Doc: Hizo exterminar los perros negros que había en el país, porque uno de sus enemigos para no ser detenido y asesinado, se había convenido en perro. Un perro negro.
¿Y el teósofo?, pregunta Apuleyo Mendoza.
•El teósofo era Maximiliano Hernández Martínez de El Salvador, que hizo forrar en papel n)jo todo el alumbrado público del país para combatir una epidemia de sarampión. Hernández Martínez había inventado lo que ponía sobre lt)sáiitnent()s¡:
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